+Carlos Garfias Merlos
Arzobispo de Morelia
Queridos amigos:
Les saludo con mucha alegría en Cristo nuestra paz en este VII Domingo del Tiempo Ordinario. El Evangelio de hoy nos llama a una actitud nueva ante el enemigo para eliminar en el mundo el odio y la violencia destructora. Quien cree en Dios busca el bien de todos, incluso de sus enemigos.
Con gran fe y devoción, el próximo 22 de febrero iniciamos el tiempo de la Cuaresma, el espacio previsto para preparar a todo el Pueblo de Dios para la celebración de la Pascua del Señor.
Con la imposición de la ceniza, como signo externo que nos compromete a la conversión y la penitencia, iniciamos el reconocimiento de nuestra condición humana en toda su fragilidad, expuesta a todo tipo de rupturas: con Dios, con el medio ambiente, con los hermanos, con la sociedad y con nosotros mismos.
Una vez más tenemos la oportunidad para el reconocimiento de los pecados personales, arrepentirnos y cambiar de vida. La Cuaresma es un tiempo para ser honestos con nosotros mismos y con Dios, mediante el reconocimiento de lo precario de una vida carente de amor y abundante en rupturas y desencuentros. En este Tiempo Cuaresmal, reflexionemos sobre la reconciliación, tan necesaria en todas partes: en las familias, en las comunidades, en las instituciones, en la sociedad misma.
Es tiempo de escucha y de diálogo como herramientas para el encuentro, el perdón y la construcción de la paz. Es tiempo de conversión al Dios vivo y verdadero, el Dios de Jesucristo, quien muriendo vence a la misma muerte y el poder destructor del pecado. Les invito aprovechar paso a paso el tiempo de la Cuaresma y preparémonos para vivir este tiempo favorable para encontrar el camino de la armonía, la seguridad y la paz.
Con mi oración, cariño y bendición
En Cristo, nuestra Paz
† Carlos Garfias Merlos,
Arzobispo de Morelia.