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Mensaje de Cuaresma 2023

A toda la comunidad Arquidiocesana de Morelia y a los hombres y mujeres de buena voluntad:

Les saludo con mucho cariño en Cristo, nuestra paz, en este tiempo especial de gracia. Iniciamos el tiempo de la cuaresma, tiempo previsto para preparar a todo el Pueblo de Dios para la gran celebración de la Pascua del Señor, que actualiza la muerte y resurrección de Jesucristo. Con ella iniciamos el reconocimiento de nuestra condición humana en toda su fragilidad, expuesta a todo tipo de rupturas: con Dios, con los hermanos, con nosotros mismos y con la sociedad. En este tiempo de cuaresma les pido abrir las puertas del corazón para encontrarnos con Dios, realizando juntos experiencias significativas de caridad, de justicia social, de perdón y reconciliación, y de conversión sincera en la construcción de la paz.

Tomar el ejemplo de Don Vasco

En esta cuaresma 2023 les propongo la vida y el ejemplo de nuestro venerable Tata Vasco de Quiroga, a la luz de nuestras prioridades diocesanas: atención a la pastoral familiar y una evangelización integral en proceso; y, los dos ejes transversales: la construcción de la paz y la mística pastoral de Vasco de Quiroga. El venerable Tata Vasco de Quiroga, fue una de las más notables personalidades del siglo XVI, destacó como un gran humanista y promotor de justicia social. Se distinguió por su comportamiento ejemplar manifestado en su austeridad de vida, el buen trato que dispensó a la gente, en especial a los indígenas, así como por su generosidad y la atinada manera de hacer justicia y caridad. Nuestro primer obispo de Michoacán promovió y dejó como herencia la enseñanza de oficios y menesteres, la educación y el mejor modo de realizar el cultivo del campo; estimuló las habilidades, inclinaciones e intereses de cada uno; fomentó la alegría y la verdadera fiesta, el esparcimiento, la cultura, el arte; instruyó en la política, practicaba la democracia y gracias a esta mezcla de valores lograba que todos colaboraran en obtener el bien común al promover la solidaridad y la responsabilidad. En esta cuaresma, al igual que Tata Vasco, seamos promotores de caridad y solidaridad porque ellas nos conducen a la paz de Dios, que rompe la cerrazón de la indiferencia. Con sus enseñanzas y sobre todo, con su testimonio, la Iglesia nos ofrece un camino para la conversión y la transformación de vida, conforme a lo que Cristo nos exige. El cristiano es aquel que permite que Dios lo revista de su bondad y misericordia, que lo revista de Cristo, para llegar a ser como él: siervo de Dios y de los hombres. La cuaresma es un tiempo propicio para dejarnos transformar por Cristo y así llegar a ser como él, caritativos y solidarios como Tata Vasco. Esto sucede cuando escuchamos la Palabra de Dios y cuando recibimos los sacramentos, en particular la Eucaristía. En ella nos convertimos en lo que recibimos: el Cuerpo de Cristo. En él no hay lugar para la indiferencia, que tan a menudo parece tener tanto poder en nuestros corazones. Quien es de Cristo pertenece a un solo cuerpo, y en él no se es indiferente hacia los demás. «Si un miembro sufre, todos sufren con él; y si un miembro es honrado, todos se alegran con él» (1 Co 12,26). Hermanos, Tata Vasco, supo ser ejemplo de servicio en favor de los más necesitados; constructor de una nueva sociedad que abrió brecha y puso los cimientos de este pueblo de Michoacán, pues hizo resplandecer en su gente: nobleza, humanidad, organización, capacidad de aprendizaje y superación, mismas que le permitieron hacer brillar en cada comunidad el arte y la cultura, así como los oficios que, hasta hoy en día, se siguen ejerciendo con maestría en nuestro estado, y son prenda de nuestra identidad. Recordando que estamos en nuestra cuarta etapa de nuestro proceso diocesano de pastoral y que tiene como lema: “Caminar juntos y en la misma dirección” los invito a eso: a seguir caminando juntos en sinodalidad, viviendo la fraternidad, la solidaridad y la amistad social para que todo nuestro caminar pastoral refleje nuestro ser de testigos, discípulos y misioneros de Jesucristo en quien encontramos nuestra paz, y ser así también constructores de una nueva sociedad basada en el diálogo y construida en los principios de la justicia social, la fraternidad y la paz. La cuaresma es tiempo de sacrificio y de penitencia; pero es también tiempo de comunión, caridad y de solidaridad. Escuchemos la exhortación del profeta Isaías, que se lee en la liturgia de cuaresma: «el ayuno que yo quiero es este:… partir tu pan con el hambriento, hospedar a los pobres sin techo, vestir al desnudo y no cerrarte a tu propia carne» (Is. 58, 6-7). Estas exhortaciones resuenan como un eco en las preocupaciones del mundo de hoy; cada individuo está llamado a participar en los sufrimientos y en las desdichas de todos. La limosna y la entrega de sí mismo no han de ser actos aislados, ocasionales, sino expresión de la unión fraterna y solidaria. Queridos hermanos les exhorto a que aprovechemos paso a paso el tiempo de la cuaresma para hacer el bien a los demás y a nosotros mismos, pido a todos ustedes aprovechar este tiempo favorable para encontrar la paz y el bien en Cristo y que lo sepamos transmitir a los demás. Todos somos corresponsables de que transformemos la violencia e inseguridad en una oportunidad de encontrar el camino de la armonía, la seguridad y la paz siendo solidarios, caritativos y justos a ejemplo de Tata Vasco de Quiroga. La cuaresma es tiempo para la solidaridad, la caridad, el perdón y la reconciliación, tan necesarias en todas partes: en las familias, en las comunidades, en las instituciones y en toda nuestra sociedad. Es tiempo de conversión al Dios vivo y verdadero, al Dios de Jesucristo, quien muriendo vence a la misma muerte y resucitando hace surgir la vida nueva. En este sentido, Don Vasco de Quiroga fue un verdadero promotor de la solidaridad, la caridad y la justicia social que pide Dios para su Pueblo: desde la Iglesia afirmamos que el hombre y la mujer tienen la misma dignidad de criaturas a imagen y semejanza de Dios (Gn.1,26). Solo mediante el reconocimiento de la dignidad humana se hace posible el crecimiento común y personal de todos. La Iglesia ve en los derechos humanos la extraordinaria ocasión en nuestro tiempo para que la dignidad humana sea reconocida y promovida como característica fijada por Dios-Creador en nosotros, sus criaturas. La justicia consiste en la constante y firme voluntad de dar a Dios y al prójimo lo que le es debido, se traduce en la voluntad de reconocer al ser humano como persona. Los pilares de la justicia social se sustentan en los valores de equidad, igualdad, respeto, acceso a la protección social, aplicación de los derechos humanos en todas las esferas de la vida, prevalentemente en el trabajo y en todos los derechos del ser humano. Defendemos los principios de justicia social cuando promovemos la igualdad entre los géneros o los derechos de los pueblos indígenas y las comunidades más desposeídas. Favorecemos la justicia social cuando suprimimos los obstáculos o diferencias que encara la gente por motivos de género, edad, raza, etnia, religión, cultura o discapacidad. Qué mejor oportunidad que concretar este deseo de Dios: de caridad, justicia social y fraternidad para todos los hombres, siguiendo el objetivo de nuestro plan diocesano de pastoral: “Renovar y revitalizar nuestro proceso diocesano de evangelización para que todo el Pueblo de Dios participe en la construcción de la paz, expresión fundamental del Reino, inspirado en la mística pastoral de Don Vasco de Quiroga”.

Queridos hermanos, en esta cuaresma sigamos comprometidos con nuestra Iglesia, caminemos juntos y en la misma dirección, descubriendo caminos que nos lleven a vivir el Reino de Dios.

En toda esta cuaresma, confío sus trabajos pastorales, parroquiales, de foranía, de zona y diocesanos a Nuestra Señora de la Salud, a San Bernabé de Jesús y al venerable Tata Vasco de Quiroga, que ellos nos acompañen e intercedan por nosotros para un mayor fruto evangelizador en nuestra amada Arquidiócesis de Morelia. Que tengamos en nuestras comunidades, en nuestra Arquidiócesis y en toda nuestra sociedad frutos de caridad, conversión, reconciliación, perdón, justicia, solidaridad y paz.

Con mi oración, cariño y bendición.

En cristo, nuestra paz +Carlos Garfias Merlos Arzobispo de Morelia


Morelia Mich. 22 de febrero, Miércoles de Ceniza, de 2023.



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