Más de 4 mil catequistas de diverso lugares de la Arquidiócesis de Morelia, participaron el pasado domingo 10 de septiembre en el XVII Encuentro Diocesano, el cual se realizó en el Palacio del Arte, de Morelia, con el lema: “El Catequista y la Sinodalidad al Servicio de la Iniciación Cristiana”.
Como cada año, los animadores de la Catequesis –laicos, religiosas, religiosos y sacerdotes– participaron con gran entusiasmo de este Encuentro, el cual dio inicio en punto de las diez de la mañana con un momento de animación y el saludo de bienvenida del P. Miguel Martínez Cruz, Coordinador Diocesano de la Pastoral Profética y la Dimensión de Evangelización y Catequesis: “Es un gusto volvernos ver en este Encuentro de Catequistas, sean todos bienvenidos, es un momento para saludarnos, compartir, reflexionar y orar, de eso se trata este Encuentro que desde el año 2004, ininterrumpidamente, se ha venido celebrando, solamente la pandemia modificó un poco la modalidad, pero no hemos detenido estos Encuentros”, les dijo a las y los catequistas. Y los exhortó a ser testigos de la Evangelización, “En este Encuentro, tienen la oportunidad de continuar aprendiendo y reflexionando cómo hacer esta iniciación a la vida cristiana, de tal manera que podamos hacer procesos que ayuden a la personas a ser verdaderos discípulos de Jesucristo”.
Después de este momento, se realizó la entronización de las imágenes del Señor de la Tercera Orden, así como de la Virgen de la Salud, que acompañaron a los catequistas durante todo el Encuentro.
Posteriormente, se dio paso al momento de reflexión, el cual estuvo a cargo de la catequista Olga Carcur Castañeda, primera catequista de México instituida por el Papa Francisco, originaria de Ciudad Victoria, Tamaulipas, quien compartió con los asistentes el Tema “La iniciación a la vida cristiana desde la sinodalidad eclesial” y, entre otras cosas, habló de la realidad como oportunidad de evangelizar; la sinodalidad como el camino que Dios espera para la Iglesia del tercer milenio; una eclesiología sinodal como camino eficaz para asumir la Iniciación a la Vida Cristiana (IVC) y los desafíos para asumir la IVC, exhortando a los catequistas a ser verdaderos artífices de la Evangelización, con un verdadero compromiso para fortalecer la comunidad cristiana con la transmisión del Evangelio.
En el marco de este Encuentro, también se hizo un reconocimiento a las catequistas especiales, que están trabajando con un grupo de personas sordas, a quienes se les está catequizando con lenguaje de señas, el cual han aprendido algunas catequistas para poderles llevar el mensaje del Evangelio.
Ya cerca de las dos de la tarde, tuvo lugar la Eucaristía de Envío, la cual fue presidida por el Sr. Obispo Auxiliar D. Herculano Medina, acompañado por cinco sacerdotes. En ella, Mons. Medina recordó al nutrido grupo de catequistas que la misión de los catequistas es anunciar la Palabra de Dios con responsabilidad: “El Señor nos llama a ser responsables con la misión de evangelizar a nuestros hermanos”, les explicó.
Les dijo también que esta misión de evangelizar y catequizar a los hermanos tienen que hacerla de manera responsable y con un gran amor: “Para que nuestros hermanos salgan del pecado y no se pierdan, tenemos que colaborar con Dios para que todos nos salvemos. La voluntad de Dios es que todos nos salvemos y conozcamos el camino de la verdad, y la labor del catequista es ayudarle a Dios a salvar el mundo dando a conocer su Evangelio”, concluyó el Obispo.
Asimismo, al final de la celebración, se realizó el rito de envío, en el que las catequistas recibieron del Obispo la misión de ir y hacer discípulos a todas las personas, en un ambiente de sinodalidad y amor por el Evangelio, en nombre de la Iglesia, y las catequistas aceptaron –con un sí al unísono– el compromiso de ir a llevar la Buena Nueva con fidelidad a los interlocutores que se les encomienden.
Como último momento, se realizó la entronización del Santísimo Sacramento, que se expuso en el centro del ruedo de este recinto, para tener un momento intenso de adoración al Santísimo Sacramento y terminar con la bendición.
Por: Alberto Calderón Ramírez
Testimonios
Lidia León Rodríguez, 22 años de catequista: “Ser catequista es un ministerio muy bonito porque es aprender y enseñar, ahí yo aprendí a conocer a Cristo y, a la vez, trasmito esa enseñanza, somos un instrumento para formar a las nuevas generaciones como hijos de Dios”.
María Esperanza Gonzáles Contras, 35 años de catequista: “En los últimos años, este apostolado ha sido muy importante para mí, porque me ha llenado de vitalidad. El estar conviviendo con los niños a mí me da vida y me ha ayudado a seguir aprendiendo de Dios para poder trasmitirlo”.
Lucila Murillo, 3 años de catequista especial: “Ser catequista es una alegría muy grande. Yo estoy en la Catequesis Especial trabajando con un grupo de personas sordas y ha sido muy bonito ver cómo, en medio de su realidad, se les puede anunciar el Evangelio. Yo aprendí el lenguaje de señas para poder anunciarles a Dios”.
Graciela Rodríguez, 10 años de catequista: “Ser catequistas es un ministerio muy especial, porque damos a conocer a Dios a las nuevas generaciones, y hoy más que nunca es muy importante la labor del catequista, porque las nuevas generaciones ya no quieren a Dios en su vida, y es nuestro trabajo enseñarles a Dios para que lo acepten”.