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HOMILÍA en el Domingo de Ramos 2023

En camino con Jesús: Alegres y tristes al mismo tiempo

Hay personas que cuando les preguntamos cómo se sienten, tienden a contestar: “Tengo sentimientos encontrados; me siento alegre y triste…” Hoy esta celebración tiene la misma respuesta.


Por un lado, nos alegramos por la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, donde lo aclaman las gentes sencillas del lugar. La alegría se torna tal, que las gentes toman palmas y ramos de los olivos para aclamarlo. Y, por otro lado, tenemos el sabor amargo, triste, pues se proclama el Evangelio de la Pasión del Señor Jesús.


A la entrada triunfal, le sigue la Pasión y la Muerte, acto seguido de la Última Cena, donde instituye el Maestro la Eucaristía y el Sacerdocio Ministerial. Lo abandonarán hasta sus mismos discípulos. Los Sumos Sacerdotes, los escribas, los fariseos, el Sanedrín, es decir, toda la crema y nata de la religión judía, están enardecidos contra Jesús, exigen la pena de muerte a Poncio Pilato, Procurador de Roma, el cual se lava las manos, porque no encuentra delito alguno en Jesús.


El Papa en su homilía del 9 de abril del 2017 nos decía que Jesús no es un profeta vendedor de humo, sino un Mesías bien definido, con la fisonomía concreta del Siervo de Dios y del hombre que va a la Pasión. Él lo dijo claramente: “Si alguno quiere venir en pos de Mí, que se niegue a sí mismo, que tome su cruz y que me siga” (Mt 16, 24).


Él nunca prometió honores y triunfos. Los Evangelios son muy claros. Siempre advirtió a sus amigos que el camino era ése, y que la victoria final pasaría a través de la Pasión y de la Cruz. Jesús, el humilde Rey pacífico, montado en un burro que nadie había montado todavía, aclamado como Rey, después será execrado como culpable de traición a la religión de Israel, por aceptar que es el Mesías, el Hijo de Dios.


Ese Jesús ultrajado y sentenciado a muerte está presente en los miles y miles de personas en todo el mundo que son pisoteados en su dignidad, que sufren algún tipo de violencia y la misma muerte sin que alguien los defienda. ¿Somos cómplices de esta realidad?


ORACIÓN

“Padre Bueno que nos has dado como modelo a tu Hijo, nuestro Salvador, hecho hombre, humillado hasta la muerte de cruz, haz que participando vivamente en su Pasión, manifestemos y vivamos nuestra fe en su Resurrección. Amén”.


Pbro. Rubén Cervantes González

Párroco de la Divina Providencia, de Morelia, Mich.

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